viernes, 5 de septiembre de 2025

Peña Ubiña

Ruta de montaña ascendiendo a Peña Ubiña desde Tuiza de Arriba. Muchos años sin volver a subir a Peña Ubiña más de 10 años, mucho tiempo sin subir una montaña también, y había ganas de probar la resistencia con una ruta dura después de un verano tranquilo.  Iba con respeto, no sabía cómo aguantarían las piernas después de tiempo sin exigir un desnivel de más de mil metros, pero fui subiendo despacio a ritmo y no hubo problemas. El terreno roto fue lo peor, he subido otras cuatro veces a Peña Ubiña y siempre por la misma zona, una canal apegada a la valla hasta la cumbre, y después la bajada por la normal. Esta vez me parecieron las dos zonas mucho más complicadas, no las recordaba así de agrestes, las recordaba más caminables, de no tener que estar echando las manos continuamente, puede ser el paso del tiempo y el acostumbrarse a cosas más sencillas, pero no coincidía con mis recuerdos. Dos de las otras veces habíamos echo una ruta circular y acabamos bajando por la carretera de la Cubilla, esta vez bajo por el refugio más cómodamente.
El terreno está seco, no había nada verde, todo estaba pardo y seco, nada que ver con el paisaje en primavera. 

Datos de la ruta:

Distancia: 10,8 km
Duración: 7h 10 min
Cota mínima: 1232 m
Cota Máxima: 2378 m
Desnivel Acumulado: 1171 m
IBP: 130 Hiking


Mapa del recorrido
Es un dia de semana, Viernes, así que no hay problemas de aparcamiento en Tuiza, en fin de semana habría que madrugar algo más. Empiezo a caminar, pasando por la fuente para cargar agua, hoy hay que llevar bastante. Después ya por el camino de verano hacia el refugio.

Saliendo de Tuiza

Camino de Verano, al fondo ya asoma el objetivo del día

Llegando a la portilla
Con tranquilidad voy subiendo por el camino de verano, un poco más de media hora hasta el refugio, paso la portilla y sigo subiendo por un terreno seco, demasiado seco. Esta zona suele tener nieblas matutinas que quieras que no dan humedad a las plantas, pero este año está todo muy seco.

De Peña Ubiña, los castillines y el Portillín sobre el secano

El refugio
Llego al refugio y veo detrás al fondo la collada Terreros, la segunda parte de la subida. Respecto de las otras veces encuentro un sendero muy marcado, tampoco coincide con los recuerdos. El sendero ayuda a bajar la cabeza y subir sin tener que buscar el camino. Aunque siempre compensa mirar hacia atrás, conforme van abriéndose los paisajes.

Vista atrás del refugio

Con el terreno tan seco, el ganado no le queda demasiado que rañar, y el lago que a veces se forma está seco totalmente. Hay ovejas y un pastor con los mastines atendiéndolas.


Hacia el Collado Terreros

Peña Ubiña

La hora de la siesta el burro, o del caballo
La subida es llevadera, con algunos rellanos para ir descansando de la subida, y disfrutar de las vistas, pero el desnivel se va acumulando.

Vista atrás

La portilla, y detrás Peña Ubiña la Pequeña
Por fin última revuelta, y se llega hasta la valla y la portilla. Aquí empieza a soplar el aire frío que viene desde León, una pareja incluso dio la vuelta para picar algo protegidos del viento. Ahora hay que seguir paralelos a la valla de frente hacia Peña Ubiña.

Peña Cerreos
Detrás queda Peña Cerreos con sus trincheras en la cumbre, y con calma a seguir la valla, que todavía queda bastante desnivel, por superar.

Lo que falta a Peña Ubiña
Hay sendero muy marcado, casi demasiado para que sea cómodo y quepan bien las botas, pero cuando se llega a la roca se agradece.

Siguiendo la valla

De Peña Cerreos a la Pequeña, vaya desierto

De momento sendero marcado
Una vez llegado el terreno de la roca voy siguiendo los jitos que encuentro, pero me parece que esta vez me cambié de canal, porque fue más complicada de lo que recordaba. El punto clave donde me equivoqué fue en una cresta en la que hay un palo de madera encajado encima.

Vista atrás

Comienza la piedra
Aunque no fuese la canal que recordaba, subir se sube con la ayuda de las manos en algún tramo, y con cuidado de las piedras sueltas. Había zonas donde la grava suelta había desaparecido, y en otras se concentraba bastante, por seguridad yo escogí pisar más bien roca maciza y ahí hay que ir ayudándose con las manos. Se va viendo por dónde progresar con pequeñas terrazas donde reposar. Por aquí yendo más de uno hay que ir juntos por el tema del lanzamiento de piedras y que no cojan velocidad, si tienes alguien más lejos puede ser peligroso. Hoy iba solo.

Vista atrás de la canal de subida
Tras la canal, que puede que fuese la canal de la fana, pero no estoy seguro, alcanzo la cresta de Ubiña, y el vértice me queda a la derecha. La primera vez creo que aparecimos a la derecha del vértice totalmente.

Ya la cumbre a la vista

Vértice Geodésico de Peña Ubiña


El día no está muy fotogénico, brumas enturbian el paisaje lejano.

Hacia Fontanes

Hacia  Siegalavá
Hacia Peña Cerreos

Hacia el Cirbanal

Hacia el Oeste

Había bastante gente para ser un Viernes, un chico de Madrid que iba a una boda en Quirós, la pareja que encontré en la portilla de Terreos, otra pareja joven, tres montañeros vascos que habían subido por la Norte equipados con cuerdas, y otros tres chavales jóvenes que habían subido hasta sin mochila. También llegó un corredor de montaña con el perro, pero apenas paró. Once personas más o menos, pero en fin de semana aquí se junta mucha más gente.

Por la cresta
La bajada la recordaba más sencilla, que se podía caminar un poco más, pero esta vez no me lo pareció. El primer tramo por la cresta entretenido y fácil, subir y bajar hasta llegar al extremo, buenas vistas hacia Torrebarrio, aunque algo de bruma que desluce las fotos. 

Empezando la bajada
Después se comienza la bajada, y aquí hay que ir continuamente apoyando las manos para superar con seguridad los escalones y resaltes que se presentan. Hay marcas blancas y amarillas y también jitos, aunque a veces no coinciden, así que hay que ir fijandose para buscar la bajada más cómoda para cada uno. Esto también está muy muy pisado, porque enseguida aparecen cinco alternativas de paso diferentes.

Agujas hacia León, por ahí no

Marcas blancas y amarillas, por aquí sí

De Peña Cerreos a Ubiña la Pequeña y la Carba
Con calma voy bajando todos los escalones, se nota la falta de costumbre y seguridad, cada paso requiere su pensamiento, que torcer o que se escape al pisar piedra suelta es fácil. Pero con paciencia llego hasta la seca pradera. Hay que coger sendero que cruce los pedreros, así que intentar alcanzar el sendero más ancho posible, sino esos pedreros se complican bastante.

Los pedreros que hay que atravesar para llegar a la collada Terreos

De vuelta a la valla
Tras pasar los pedreros alcanzo la valla, y continúo hasta la portilla para enlazar con el sendero marcado y bajar más tranquilo. Aunque con cuidado, porque la arena suelta también es traicionera y algún derrape tuve, y también los montañeros vascos que bajaban delante.









Vistas desde la Collada Terreos

Las vistas por la tarde, con el cambio de luz hacen que las montañas parezcan diferente, aunque sigue todo seco. Muchas cumbres conocidas y holladas. Toda la cuerda desde el Canalón Oscuro, los camisos, Prau del Albo... Otras cumbres que es fácil que sigan sin visitar, los Portillines seguro que no me van a ver, y el Siegalavá creo que tampoco.

Los caballos buscando algo que comer

Vista atrás de la Collada Terreos

Castillines, el Siete, Portillines, Canalón Oscuro...

Llegando al refugio
Combinando los marcados senderos y zonas de hierba voy bajando con cuidado hasta el refugio, un descenso más cómodo que la subida. En el refugio paro a tomar una clara, antes de continuar la bajada, mucha gente comiendo aunque es bastante tarde.

Continuando la bajada, la Peña del Castillo, y la collada del Viso
Del refugio a Tuiza una bajada más cómoda con menos pendiente y menos tierra suelta donde poder resbalar. Así que pali pali hasta llegar al coche. Aquí la luz mejora mucho las vistas hacia la la Mesa y la Tesa.

La Mesa y la Tesa



lunes, 18 de agosto de 2025

PR.LE.-66: Villafañe - Lancia - Cuevas Menudas

 Ruta de senderismo por León, visitando los restos arqueológicos de Lancia y los eremitorios de Cuevas Menudas. Se trata de un sendero de pequeño recorrido, señalizado cómo PRC-LE.66 relativamente nuevo, y que había visto varias veces en el blog de Mareando la perdiz de Konico. Es una ruta sencilla, casi toda por pistas entre fincas de secano, y la parte más guapa al borde de una meseta por un sendero estrecho con buenas vistas a las inmensas llanuras del Páramo.
Este verano por León ha sido bastante desesperante, alertas por ola de calor, después alertas por incendios, tormentas secas y varios días cubiertos por nubes de ceniza que apenas dejaban pasar el sol. Tenía que subir a por material al brico depot, y después de comprar me paré uno de estos días más frescos, pero con la ceniza cubriendo. Para las fotos no estaba el día, pero me gustó la zona, de pequeño si que había venido a bañarme al río en Puente Villarente y Mansilla de las Mulas, pero de eso han pasado demasiados años.

Datos de la ruta:

Distancia: 13,2 km
Duración: 2h 53 min
Cota mínima: 798 m
Cota Máxima: 871 m
Desnivel Acumulado: 144 m
IBP: 37 Hiking


Mapa del recorrido
La ruta comienza en Villafañe, un pueblo abierto, con Farmacia y bares, pero con una carretera de acceso que necesitaba un rebacheo. No conocía la zona, así que para aparcar y encontrar el inicio de la ruta me lié algo más de lo necesario. Hay que ir hasta el final del pueblo, donde las instalaciones deportivas y el campo de fútbol, para comenzar. 

El canal del Esla
Desde el campo de fútbol se sigue por una carretera que va hacia Villasabariego, y enseguida se pasa el canal del Esla, donde comienza y termina la ruta. Hay un cartel informativo del recorrido, y las cosas que se pueden ver. Aunque tiene que estar sin ceniza, un día normal vamos.

Siguiendo el canal los primeros metros
La ruta en sentido horario, comienza al lado del canal, yendo hacia una especie de sumidero por el que sale el agua y hace bastante ruido. Es una pista para las fincas de secano de la zona, que por aquí no han pasado reparcelando y esta bien. Tras un giro la pista inicia ligera subida, al fondo se ve una casa-bodega, o eso me parece a mí.

La casa bodega
La tarde va bien de calor, pero el cielo está feo para las fotografías, no se ve más allá de unos pocos kilómetros, y desde esta casa bodega se ven a lo lejos los perfiles de los cerros donde está Lancia y los Eremitorios, y un cerro con vertice geodésico, aunque falta mucho para llegar.

Bordeando cultivos
En León todo son rectas, y caminando son un poco desesperantes porque parece que no se avanza, ves al fondo donde tienes que llegar, pero no acaba de llegar.

En esa dirección debería verse al fondo las montañas, pero nada
Tras una subidita, el camino tiene su bajada cambiando de vaguada, y al fondo se ven un encinar por el que habrá que pasar después.

Otra recta, con bajada y subida hasta el encinar

Llegando a las encinas

Al fondo zona de Lancia
Cuando se llega a las encinas, hay una pista por la que se recortaría la ruta un par de kilómetros, pero cómo voy bien de tiempo, continúo por entre los campos de cereal a medio recoger y las plantaciones de pinos, aumentando la vuelta.

Hasta la plantación de pinos, y más allá

Cereal sin recoger
Paso los pinos de la plantación, y la señalización marca giro de 90 grados, y tras otra corta recta otro giro de 90º para volver hacia las encinas.

Vista atrás con las encinas al fondo en el centro, vaya luz

La recta complementaria

Iniciando la vuelta
Este camino de vuelta va a pasar por detrás del encinar, aunque hubiera sido guapo pasar por el medio, y no descarto que haya algún sendero porque han puesto hasta un puentecito. Los encinares son lo que más me gusta para pasar en bicicleta, son pistas con curvas y senderos chulos, pero no sé si este bosquete también los tendrá. Además en los encinares suele haber olor a las jaras, y en esta zona empiezan a llegar olores de purines para el abono de las fincas.
Puentecillo hacia las Encinas
Así que toca bordear el encinar, por pista y con restos de purines. También se empieza a ver al fondo el campanario de Villasabariego, por donde hay que pasar más tarde.

Campanario de Villasabariego entre lo rojo
Tras rodear las encinas se entra en una pista nueva, de las de las parcelaciones, y estas suelen tener tendencia a tener polvo. Pero no polvo normal, capas de varios centímetros en las que se hunde el pie y que no te toque un tractor que te cubre completo, yo lo llamo fess-fess. Hay que ir buscando la cuneta que menos polvo tiene para avanzar, en bicicleta en mi zona si te encuentras esto es bastante peligroso, sobre todo en bajada. En bajada, la rueda delantera se queda clavada y la de atrás tiende a adelantarse, cruzandose la bicicleta con lo que es fácil irse al suelo, yo procuro evitar todos los caminos que quedan así. Pero aquí no han marcado alternativa.

Zona del Fess-fess

La subida con el fess-fess

todo lo que se ve es polvo
En lo alto del cerro hay los restos de alguna construcción de barro, por la pinta de un palomar o algo así, pero el acceso no es demasiado bueno. La planta en la que se inspiraron los del velcro esta bastante extendida, y acabas con la ropa o las piernas cubiertas de estas pelotillas.

Restos del palomar en el cerro

Desde el cerro ya se ve Villasabariego, con su Iglesia, la ruta atraviesa el pueblo para llegar al ayuntamiento y volver a subir por la parte trasera, así que aquí también se puede atajar un poco estando atentos. Yo la recorro completa, incluso me desvío para ver la Iglesia, ya que en la primera pasada me la salte.

Bajando hacia Villasabariego

El Ayuntamiento

Los paneles foto-voltaicos
A la vuelta, después de pasar el Ayuntamiento,  hay que tomar una senda al lado de los paneles solares para continuar hacia los restos de Lancia, pero me salto el desvío para volver a la Iglesia, que no se pasa cerca. Hay también una fuente del pueblo para coger agua saneada.

La espadaña de la Iglesia
Tras el rodeo del pueblo, otra pista moderna con algo de polvo, para bajar y subir hacia Lancia. La referencia aquí son las torres de alta tensión del fondo, por las que hay que pasar, y más o menos allí se comienza la vuelta.

Hacia las torres de alta tensión

El sol luchando contra la ceniza
En esta zona las liebres campan a sus anchas,  cruzando el camino en cuanto me sienten, aunque ya estamos en la media veda y dependiendo de con quién te cruces igual no lo cuentan más. Siguiendo la pista, y pasando la zona de las liebres, subida hasta las torres de alta tensión, y continuar un tramo más. Parece que ya estas en lo más alto, incluso se ve cerca un vértice geodésico, pero no se pasa por él.

Restos de la antigua Lancia
Por fin se llega hasta los Restos de la antigua Lancia, el origen romano de León, aunque está todo bastante descuidado, no debe de ser muy turístico esto. No hay centro de interpretación a lado de las ruinas, creo que hay algo pero en otro pueblo. Sólo hay dos paneles explicativos, y parece que siguen excavando, pero si me dicen que es una pista de autocross lo que tienen también me lo creo.

Más restos

Casetas de obra para las excavaciones
Desde el aparcamiento de las excavaciones parece que el camino se acaba, y en realidad empieza lo más guapo, lo más senderista. Un sendero bordea las casetas de obra, y lleva hasta los acantilados de esta meseta en la que estamos.

Bandera y comienzo del sendero

El sendero bordeando la meseta de Lancia
Esta parte con el sendero, y las vistas hacia todo el Páramo es lo más guapo de la ruta. Abajo también aparece el canal del Esla, con su zig-zag buscando mantener la cota y poder regar más territorio. Una pena la ceniza que no deja ver más lejos.

El páramo

Llegando al aparcamiento de los Eremitorios

El sendero es entretenido, puede dar algo de sensación de vacío, pero se anda bien, cuidado con la paja seca que resbala bastante, pero el sendero no desliza. Enseguida se llega hasta las torretas de la línea de alta tensión, y el aparcamiento de los Eremitorios, al que también se llega desde el aparcamiento de Lancia por pista.

Vista del mirador, entre las cenizas
En la zona de los Eremitorios han construido un mirador, y han puesto zonas con pasarelas de madera y escaleras para facilitar el acceso. Este día también estaba una familia despidiendo las cenizas de un familiar.

Vistas a las pequeñas cuevas donde meditaban los Eremitas
Desde el mirador se ve la pared del acantilado oradada con las pequeñas cavidades donde vivían y dormían los Eremitas en su vida de contemplación. Costumbres extrañas, no quiero imaginar que metieran a alguno de los antiguos en la máquina del tiempo y apareciese en estos tiempos de velocidad. No sabría donde meterse.

Bajada a las cuevas
Así que siguiendo los carteles cambio de cerro, y sigo las indicaciones hasta la puerta y las escaleras que rodean y bajan hacia las pequeñas cuevas. 
Están bastante limpias y divididas en distintas cámaras

En esos huecos pasaban el tiempo los Eremitas, contemplando el paisaje

Vista atrás
Las pasarelas ayudan a pasar sin problemas, son metálicas y tendrán una buena duración. Hay un paso estrecho en el que hay que quitar la mochila. Las cuevas son minúsculas, y conservan como paredes de barro entre cada estancia, no sé cómo se las arreglaban aquí arriba. La contemplación del valle igual distraía de otras contemplaciones.

De vuelta a la ruta
La ruta vuelve hacia Villafañe recorriendo el borde de la meseta por un sendero, con buenas vistas y camino entretenido.

Jabalíes entre el trigo??

Villafañe al fondo y el sendero

El canal del Esla

Vista atrás



Reflejo del sol en el canal

Bajada hacia Villafañe
Las bajadas son un punto delicado, porque hay piedra suelta y resbalan, pero con cuidado y buscando las menores pendientes se minimiza el riesgo de caida. Después ya está ahí la opción del canal y la pista asfaltada o seguir por sendero hasta el comienzo de la ruta.

Final de la ruta

Una ruta que deja lo mejor para su tramo final, el resto es tierra de campos de secano que es bastante igual en toda la provincia. Pena de las vistas, pero los incendios de este verano y la ceniza no permiten hacer más.