Ruta de senderismo y espeleo-minería por el concejo de Riosa, saliendo del
pueblo de L.lamo, pasando por el poblado semi-rehabilitado de Rioseco y
subiendo hasta las minas neolíticas de Texeo.
Últimamente nos está dando por visitar algunas cuevas y minas que abundan por
zonas calizas de Asturias, y hoy nos acercamos hasta estas minas que datan del
Neolítico, alrededor de 4500 años antes de cristo. Estas minas las había visto
en el programa de Mochileros, y desde entonces tenía ganas de conocerlas,
había pasado por la zona una vez subiendo hasta el Xistras y el Gamoniteiro,
pero no las había encontrado. Esta vez ya fuimos a propósito a verlas
aprovechando que daban tiempo regular, y que no es una ruta demasiado larga en
distancia, aunque tiene desnivel.
La ruta no está señalizada, pero cómo sólo hay un camino-sendero, hasta los
restos de la mina de cobre del siglo XIX se llega, después alcanzar la mina
neolítica es necesario llevar un track o alguna indicación para encontrarla,
de hecho,
leyendo, por lo visto hay otra bocamina que no encontramos.
Datos de la ruta:
Distancia: 7,5 km
Duración: 7h:34 min
Cota mínima: 511 m
Cota Máxima: 1177 m
Desnivel Acumulado: 770 m
IBP: 83 Hiking
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Mapa del recorrido |
La ruta comienza en L.lamo, un pueblo al final de la carretera que parte de la
Ara, una carretera muy estrecha donde hay que ir despacio en las curvas porque
no se cruzan dos coches. En el pueblo se puede aparcar en la plaza que está a
la entrada, pero sólo caben dos coches, así que es un poco complicado el tema
de aparcar.
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Saliendo de L.lamo |
En el pueblo a la entrada hay una buena fuente, el agua casi sale a presión
así que se puede recoger agua aquí para el camino, y hay carteles de
señalización para ir hasta el poblado minero de Rioseco, con las casas de la
antigua mina de Cobre que había aquí, y que continuaron la explotación
neolítica.
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Las laderas del Aramo ahí estan los restos de la mina
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El camino está hormigonado y no tiene pérdida, en los cruces hay carteles y
marcas que guían al poblado. Lo único es que el hormigón resbala bastante en
la bajada, así que cuidado. Desde el camino se ven las laderas del Áramo, y en
una cresta caliza se ve una puerta de una mina, aunque después no se pasa por
ahí, pero resulta llamativo.
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Llegando al poblado rehabilitado
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El poblado consta de tres casas rehabilitadas y otras dos de las que quedan
los muros. Las rehabilitadas hay una con ventanas y las otras no, con lo que
entran los pájaros a nidificar y cagarlo todo. Llevan así más de 6 años y no
tienen un uso definido, ni son albergue ni nada. Otro más de los despilfarros
de los fondos mineros de nuestros iluminados dirigentes. En unos años las
rehabilitaciones tendrá que volver a repetirlas por no mantener/usar las
viviendas.
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La que está rehabilitada
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Detrás de las viviendas de los obreros están las ruinas de las instalaciones
mineras, con unas balsas de decantación para el mineral y una chimenea, que
supongo que fuese para el ingenio de vapor que movía todas las máquinas de la
mina (sistemas de transporte aéreo con baldes o algún otro elemento, sistemas
de ventilación...).
Encima de estos restos han construido un mamotreto-mirador en acero corten que
domina el entorno.
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Los restos de la mina
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El mirador y la chimenea |
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El mirador desde más arriba
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Para subir a la parte de arriba se puede hacer por las escombreras, aunque
están bastante inclinadas, o por una pista por la izquierda. En las
escombreras, cuando lo rehabilitaron habían puesto unos troncos a modo de
escalones, pero ya están arrancados y medio podres, así que ya no cumplen su
función.
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El día no acompaña demasiado, nieblas bloqueadas por el Monsacro
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Según pone en los carteles, a parte del transporte aéreo que se hacía desde
las plantas superiores, también construyeron una galería horizontal, en lo que
se llamaba el socavón, para sacar por aquí el mineral que dejarían caer desde
las plantas superiores. Otras veces la puerta estaba cerrada con candado, pero
esta vez estaba abierta, así que entramos hasta encontrar otra valla en el
tunel, son unos cuantos metros de galería, toda en piedra y en algunos tramos
de ladrillo.
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Entrada a la galería del Socavón
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La galería revestida de ladrillo y piedra |
Tras salir de la galería seguimos camino, hay un sendero que va por encima de
la bocamina, aunque para llegar a él lo mejor es buscar la pista a la
izquierda, y una vez alcanzado avanzar con las continuas zetas. En horizontal,
la parte alta de la mina está a apenas un kilómetro, pero hay infinidad de
zetas y los kilómetros se multiplican. El camino se nota que era importante,
es ancho a tramos, empedrado incluso, era por donde subían los animales y los
mineros hasta la parte alta de la mina.
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Un tramo del camino
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El camino se hace largo, aunque es cómodo, atraviesa un bosque y la pendiente
es cómoda, pero las zetas se acaban odiando un poco. En una de los recodos
quedan los restos de una cabaña y restos del cable que se empleaba para bajar
el material. Podrían haber rehabilitado también alguna de las columnas de este
sistema de transporte.
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Cabaña con restos de los cables
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Tras salir del bosque hay una serie de zetas entre folechos, y después se llega
a una zona de prados, ya casi estamos en la zona alta de la mina, lo que sería
la planta primera según uno de los carteles sinápticos de abajo.
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La zona de prados |
En los prados las zetas ya no son tan claras, hay que avanzar por donde mejor se
pueda, la pendiente sigue siendo grande, así que ahora las zetas la hacemos
nosotros. Hay que subir hasta encontrar restos de la antigua explotación del
siglo XIX, abierta por los ingleses.
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Los prados y detrás la niebla y nubes retenidas en la zona de Mieres
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La primera construcción que se ve es un centro de transformación, al cuál le
queda poco en pie porque una esquina ya está totalmente rota. Después a la
derecha hay los restos de lo que por lo visto era una cuadra para los animales
que tenían para arrastras las vagonetas por el interior de la mina. También
queda una pared con dos ventanas de otro edificio, y una bocamina.
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La bocamina |
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La cuadra |
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Uno de los cangilones del transporte aéreo de mineral (ahora un
hormiguero)
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Las dos ventanas |
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Zona aproximada hacia donde hay que ir para llegar a las minas
neolíticas
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Tras visitar esta zona hay que seguir subiendo por el prado unos cuantos
metros más, pasando al lado de una fuente, un poco más arriba otra bocamina
natural, y un poco por encima girar hacia la izquierda siguiendo unos jitos
que hay. Los jitos son la mejor indicación de hacia dónde hay que ir, según se
sube a la izquierda. La entrada está encima de una escombrera, y esta entrada
impresiona bastante, es un pedazo de agujero, mucho tiempo excavando para
hacer este agujero.
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La entrada a la mina neolítica, fijarse en el detalle del tamaño de los
dos compañeros
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La mina la había visto en la televisión y por fotografías, pero en vivo
impresiona mucho más por su tamaño. Los ojos de buey que hay abiertos son
inmensos. En la foto esférica inferior se perciben con más claridad, aunque
falta la referencia del tamaño.
La bajada es bastante inclinada y resbalosa así que hay que hacerla con
cuidado, y nunca menos de tres-cuatro personas para poder avisar en caso de
accidente. Tras bajar hasta la boca se empieza a notar el frío que sale de la
mina. Toca abrigarse y encender el frontal para entrar más adentro.
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Entrando a la cueva
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Los senderos que hay para bajar son inclinados y resbalan porque son tierra y
piedra suelta, así que con cuidado y mejor ayudados por un bastón. Una vez
dentro se empieza a ver el peligro, hay agujeros de hundimientos por todos
lados, y también hay restos de galerías a varias alturas.
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Hundimientos en el suelo de las galerias
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Es importante tener cuidado porque todo el suelo tiene galerias a distintos
niveles y hay hundimientos, así que para cuidado que no se produzcan más, y
nos caiga algo encima o nos quedemos encerrados. Puede parecer que estamos en
una zona sólida, pero sólo unos metros más abajo unas maderas nos están
sosteniendo. En los primeros metros se parece a la película de Indiana Jones y
el reino de la calavera de cristal, la mina tiene galerias y cavidades
bastante grandes, pero hay una que tiene una vagoneta montada sobre unos
raíles elevados sobre otras galerías, que todavía recuerda más a la película
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La vagoneta |
Si nos fijamos en el entorno de la vagoneta se pueden ver más efectos de los
derrumbes que ha habido en la mina, el trozo de carril no debía de acabar
contra la pared sino que debería de seguir, pero esta bloqueado. Después
debajo hay grandes socavones producto de hundimientos en galerias inferiores.
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Una de las galerías entibadas
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Después de un rato dentro y de recorrer unos cuantos metros toca dar la
vuelta, no conviene estar mucho tiempo aquí abajo, Aunque hay huellas de haber
pasado gente por aquí. Hay alguna zona con mucho barro que no merece la pena
visitarlo.
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Camino de salida |
En toda la mina quedan los restos retorcidos de tuberías de hierro, que los
derrumbes han ido arrancando, y la corrosión ha ido poco a poco rompiendolas.
Una vez fuera, si se sigue más hacia el este, por encima de una escombrera se
llega hasta una última bocamina moderna, que está bloqueada con una vagoneta.
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La última bocamina |
Por lo visto hay alguna bocamina más un poco más hacia la derecha, pero no
sabíamos de su existencia y no las pudimos ver. Así que iniciamos el trayecto de
bajada, visti
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Las nubes de niebla siguen bloquedas por el Monsacro y la Sierra del
Llosorio
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En la planta primera de la mina, junto a los restos de la pared con dos
ventanas, y por encima del centro de transformación sale otro sendero que va
hacia otra de las galerías modernas y cerrada con puerta metálica. En esta
galería, que de nuevo no tenía candado, soplaba un viento frío que salía de la
mina a una buena velocidad, avanzamos por él hasta llegar a un cierre medio
derrumbado, y que tiene un agujero por donde el aire todavía iba más rápido y
más frío, una auténtica nevera.
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La bocamina de la planta primera
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Siempre hay salida |
Los datos de la ruta realizada, el tiempo no incluye todas las paradas que llegamos a más de 7 horas.
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